15 de octubre de 2010

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Distintos siglos, mismos comportamientos





Intentar resumir en un artículo las razones de la decadencia y caída del Imperio Romano es tarea imposible. Continúan saliendo al mercado numerosos libros que intentan dar una explicación a como el mayor imperio de la historia dejó de existir en un plazo de tiempo más o menos breve. En el libro que estoy leyendo ahora, Breve historia del saber (pomposo título, para un buen libro sobre la historia del pensamiento humano) de Mark Van Doren (en el que está basada la película Quiz Show) se centra en una breve descripción de las razones sociales del fin del Imperio Romano de Occidente.


Es obvio que el resumen hecho por el autor, al tratarse de un libro que intenta condensar toda la historia en poco mas de 800 paginas, puede pecar de innumerables omisiones de datos, de exceso de brevedad en las descripciones de lo sucedido, y de ser muy conciso. Como he dicho antes, este no es un libro sobre la caída del Imperio Romano de Occidente, es un intento de mostrar unas cuantas pinceladas de las más importantes causas que llevaron a la Roma clásica a desaparecer.


Llaman especialmente la atención las razones sociales que aduce el historiador. Mientras se leen no se puede evitar hacer una analogía con nuestra sociedad actual:

[...]El Imperio romano tardío se dedicó a la búsqueda del poder. La riqueza y el éxito terrenal. Pasó mucho tiempo sin que nadie prestara atención a las advertencias de hombres como Catón el Censor que vivió en una república basada en una virtud moral que parecía totalmente irreal a ojos de los romanos modernos. Estos modernos. en general. vivían mas lujosamente que ningún otro pueblo antes que ellos. Disfrutaban de todo lo que el mundo podía ofrecerles y prestaban poca atención a las exigencias del cristianismo, por mucho que fuera la religión oficial del Estado.[...]

[...]Los romanos del siglo IV estaban obsesionados con la salud, la dieta y el ejercicio. Pasaban más tiempo en baños y clubes de salud que en las iglesias, los templos. Las bibliotecas o los tribunales. Eran fanáticos del consumo. Un hombre podía forjarse una reputación simplemente gastando más que su vecino. Incluso si para hacerlo tenía que endeudarse. Y si luego jamas pagaba a sus acreedores. se le honraba igualmente por haber intentado dejar una bella estampa en el mundo. Les encantaban los viajes, las noticias y los espectáculos. Todas las grandes producciones culturales de los últimos años de Roma. desde libros a grandes extravagancias en teatros y circos que ocupaban un lugar privilegiado en cualquier ciudad o pueblo romano trataban sobre divertidas historias de gentes lejanas y sobre una paz y una felicidad imaginarias que no existían en la vida real. A los romanos les fascinaba la fama y no les importaba como se hubiera adquirido. Si eras lo suficientemente famoso. el hecho de que fueras un granuja o algo peor se perdonaba o se olvidaba.

Lo que más les importaba a los romanos era el éxito. que ellos interpretaban como ser el primer hoy y no preocuparse de lo que pudiera pasar mañana. Eran orgullosos. avariciosos y vanos.[...]

Imperio romano en su máxima expansión
 ¿Se repetirá la historia?

Fuente: Breve historia del saber, Marck Van Doren pag 172 - 173

4 comentarios:

  1. Vera Rosakoff15 octubre, 2010

    Muy, muy interesante. Para reflexionar.
    Un saludo.

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  2. No soy historiador ni experto en historia, pero me parece un poco simplista el análisis social que hace el libro. Qué tiene que ver ese hedonismo de la última sociedad romana con la invasión de los bárbaros? ¿Acaso los soldados romanos también se preocupaban sólo por su bienestar y no por el cuidado de las fronteras? ¿Qué hay de la existencia de un gran número de "bárbaros" no ciudadanos incorporados a las filas del ejército romano? ¿Y la presión demográfica de allende las fronteras exteriores? En fin, como pincelada de un momento social determinado está interesante, pero de ahí a tomarlo como razones sociales para la caída del imperios, pues...

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  3. Así fue Vera, según lo iba leyendo estaba pensando en compartirlo por todo lo que me hizo pensar.

    Sergio, en el segundo párrafo del artículo, comento precisamente eso, no se puede toar esto como la causa de la caída, pero si como una pincelada de como estaba la sociedad en aquellos días, y como eso pudo influir simado a miles de causas más, a la inexorable decadencia del imperio romano.
    Salu2 y unas birras frescas para los dos.

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  4. Todo esas invectivas parecen sacadas de La Ciudad de Dios de Agustín de Hipona. Son simplemente una muy odiosa generalización que en absoluto pueden tomarse al pié de la letra. Por otra parte hubo muchos paganos tardíos, como Ammiano Marcelino, que culpaba de toda la decadencia a los cristianos. Por lo tanto, a ambas posturas hay que tomarlas por las pinzas, si para comprender la caída del imperio romano occidental se trata. Creo que que en ese sentido es más cercano a la verdad las opiniones al respecto que tiene historiadores más rigurosos como Adrian Goldswordy, que ven las cosas de forma más compleja y menos simplista, como la economía con una moneda tremendamente devaluada; el ejército y su evolución a una policía fronteriza y a veces más fieles a su comandante de turno que al estado; la política cuasi paranoica de los emperadores del s. III y IV, más preocupados en guerrear contra usurpadores que contra amenazas externas (como demuestra las fuentes, en la que se reclutaban en las guerras civiles numerosos contingentes bárbaros); y que en el s. V los jefes militares (la mayoría de ellos, bárbaros) estaban más preocupados en quitarse de encima cualquier posible rival y proclamar emperadores títeres que el bienestar del estado.

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