9 de agosto de 2010

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[Cine] Origen, Inception

Cuando te consideras cinéfilo en ciernes, al menos por el número de películas vistas, y entras al cine con las más altas expectativas con las que hayas ido nunca, si al salir de él, sales satisfecho, solo puede tratarse de una cosa: la película es una obra maestra. Inception es una obra maestra; Origen es una película maestra.

No hay escenario más complicado que la mente humana. Y dentro de esta, no hay parte más inaccesible que los sueños, el subconsciente, allí donde residen sentimientos básicos e ideas. Sólo una obra maestra de la ciencia ficción (en la que he vuelto a creer tras ver esta película, tras mi desencanto con las últimas), podía adentrarse como hace en un espectáculo tan soberbio y alucinante.
Inception (me parece mala la traducción que han hecho al castellano)  es un enorme juego de muñecas rusas talladas con asombrosa precisión. No hay fallo posible, el mínimo error podría tener consecuencias catastróficas para todo el engranaje, cualquier fallo haría venirse abajo la estructura.  Un mecanismo perfectamente engranado que hace que todos los niveles narrativos presentes en la película se superpongan con increíble precisión; no hay nada al azar, está controlado cada mínimo detalle de la trama, incluso los más superfluos. Todo ello consigue, por fin en un año mediocre para el cine, que tengamos una película consistente, robusta, sin flancos débiles.
No entiendo a los que me dicen que no han entendido la trama. A poco que se ponga atención, es fácil de seguir (pero claro, a quien esté acostumbrado a ver todo lo que hay en cartelera en estos momentos le costará) y nos lleva a un espectáculo visual y narrativo como pocas veces se ha podido conjuntar de forma tan convincente. Inception no es sólo una fascinante floritura narrativa, sino que además tiene el ritmo y la adrenalina del caballero oscuro. Porque Nolan vuelve a jugar aquí con los resortes de la memoria y el sueño, y de cómo una afecta al otro de forma inevitable.
Me gustaría explayarme mucho más pero me repetiría hasta la saciedad con loas hacia ella y hacia una extraordinaria banda sonora que mantiene el ritmo narrativo en todo lo alto durante todo el metraje. Por ponerla un pero, Nolan peca de una excesiva explicación de los mecanismos de la mente a través de las palabras de los protagonistas.
Para los que ya la hayan visto y tras el final se queden preguntando lo que todos nos preguntamos segundos después de este. Creo tener la respuesta y estoy seguro de ella. Si alguien la quiere, por cualquier mensaje privado la comentamos.

3 de agosto de 2010

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Se cumplen 50 años del primer espionaje fotográfico por satélite

Estos días se cumplen los 50 años de las primeras imágenes fotográficas tomadas por satélites espías. En concreto la primera fue tomada por el satélite Discoverer 14 en Agosto de 1960.
Corría el año 1960 cuando el presidente de los EE.UU. Harry Truman autorizó por primera vez un vuelo de espionaje sobre tierras rusas. El U-2, avión responsable de esta empresa, fue abatido por armamento de los militares rusos, quienes tras un estudio de los restos del avión, comprobaron que este disponía de equipamiento espía. Las primeras reacciones del gobierno estadounidense fueron a través de Eisenhower, quien califico de patrañas y descalificaciones tales acusaciones, ya que él afirmaba que el avión tenía fines de investigación ambiental. Pero tras la exhibición por parte de Jruschov de los restos de cámaras y sensores del avión, a los EE.UU. no le quedó más remedio que reconocer abiertamente su espionaje de la URSS. Este fue el detonante de la apuesta estadounidense por el espionaje a través de satélites militares.
Avión tipo U-2 similar al derribado
Bajo el nombre de Proyecto Discoverer dedicado al estudio medioambiental (la CIA se encargaba de sacar falsos informes científicos periódicamente para avalar los estudios de estos satélites), el gobierno estadounidense camufló el lanzamiento de los primeros satélites espía.  Hasta 1972 se realizaron más de 200.000 fotografías desde este tipo de satélites, de las cuales la primera fue la siguiente, tomada en la base militar rusa Mys Shmidta
Mys Schmitda, fotografiada por el Discover 14
Imagen actual de las instalaciones
Todo este tipo de satélites son conocidos como satélites Corona.
Eisenhower con uno de los primeros satélites Corona
Las fotografías tomadas por estos satélites eran mandadas de forma manual ya que no había otra forma de recogerlas en aquella época que no fuera devolviendo a la tierra las fotografías impresas. Para la recogida de estas, se hacía desprender del satélite una cápsula con  la cámara donde estaba el carrete con las imágenes tomadas. Esta cápsula disponía de un paracaídas que se abría automáticamente a los 10.000 metros de altura para evitar posibles detecciones tempranas.  Una vez abierto el paracaídas y sobre las aguas del Océano Pacífico un avión modelo C-119 o C-130 adaptados especialmente para esta misión los recogía a gran altitud.
Los satélites del programa Corona incorporaban una cámara rollo de 9.600 metros de película de 70mm. Una vez que el satélite consumía todo el rollo, se desprendía una cápsula de retorno donde lo enviaba a la Tierra.
Secuencia de recuperación de fotografías

Detalle de la cápsula
Detalle del satélite
La URSS tampoco se quedó atrás y tras la misión científica Kosmos, escondía su propio programa de espionaje por satélite, aunque este fue un par de años posterior
Diagrama de los satélites espías rusos del programa Kosmos

Varios historiadores sostienen que gracias a estas fotografías, en las cuales se podía medir con mayor claridad la potencia del armamento de los adversarios, los mandatarios de ambos países fueron reacios a un ataque, lo que hubiese desencadenado un fatal desenlace para la Guerra Fría.

Toda la información (se supone)  fue desclasificada en 1995, cuando salieron ala luz las mas de 800.00 fotografías tomadas por este programa hasta 1972, año en que fue sustituido por otro similar.
¿Si hace 50 años ya se podía espiar así, como nos tendrán de controlados ahora?
Más información y fuentes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7; 8