A partir de unas referencias al libro Don’t Swallow Your Gum! que he encontrado por ahí y me han parecido muy interesantes, he llegado a diversos estudios que intentaban dar explicación al extendido mito de la relación estrecha relación entre hiperactividad en los niños y su consumo de azúcar.
Ninguno de los doce estudios que he encontrado recopilados en esta página detectó alguna diferencia entre aquellos críos que comieron azúcar y aquellos que fueron privados de cualquier tipo de sacárido. Estos estudios incluyeron todo tipo de dulces, chocolates, caramelos y, en general, fuentes naturales de azúcar. Incluso en aquellos estudios que solo incluyeron niños “sensibles” al azúcar, no detectaron ningún cambio de comportamiento.
La primera conclusión que extraen los realizadores de estos estudios es que son los propios padres quienes han ayudado a difundir este mito. Los científicos, simúltaneamente, monitorizaron la reacción de los padres frente a la ingesta de azúcar por parte de sus hijos. En varios estudios se dividieron en dos grupos a los padres, en el primero se les indicó a los padres que se les había dado a sus hijos una bebida con azúcar, y en el segundo grupo una sin azúcar. Luego les dijeron a los padres que calificaran el comportamiento de sus hijos.
La mayor parte de los padres del primer grupo señalaron que sus hijos estaban hiperactivos, muy por encima de su actividad normal. Sorprendente, porque a ambos grupos se les dio la misma bebida sin azúcar. La diferencia estaba en la (engañada) mente de sus padres.
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