23 de febrero de 2009

4

Un cuento atemporal





Dicen que unos chicos de cursos altos tomaban el pelo a un niño más pequeño a la hora del recreo. Le ofrecían una moneda de 5 céntimos y una de 10 céntimos dándole a elegir cualquiera de las dos y quedarse con la que él quisiera. El pequeño siempre elegía la de 5 céntimos "porque es más grande". Los mayores le daban la moneda y se reían de él por ser tan ingenuo.

El juego era repetido vez tras vez y en todas las ocasiones el pequeño siempre elegía la moneda de cinco céntimos "porque era más grande", y los mayores siempre se la daban mientras se reían de él.

Un profesor que se dio cuenta de lo que estaba pasando, sintiendo pena del pequeño, le preguntó:

-¿Es que no sabes que la moneda de diez céntimos vale más?

-Claro que sí- contestó el niño

-Y entonces ¿Por qué sigues eligiendo la de cinco todas las veces?- le preguntó el profesor

-Porque si escojo la de diez ya nunca querrán seguir jugando conmigo a darme dinero.



Y es que hay veces que es un placer parecer idiota delante de alguien que aparenta ser inteligente.

(tomado pretado de The Mindgym)

4 comentarios:

  1. Jo, y a mi que me ha dado penica la historia, no sé, he sentido la soledad de ese niño. Prefiere que le hagan caso, aún sabiendo que se rien de el..., tenía que estar solo, no?.

    ResponderEliminar
  2. He leído el cuento tres veces, con distintas opiniones cada vez. Me quedo con la última, que es la que cuenta siempre...

    Veo a ese niño como el arquetipo de persona huraña y codiciosa. En lugar de preferir la compañía de los niños de su edad y jugar a lo que juegan ellos, elige a los mayores con el objetivo de ir "recaudando" perras. Patético.

    Aunque me temo que la moraleja es favorable a él, ensalzando su sagacidad, no está mal ver las distintas interpretaciones.

    ResponderEliminar
  3. Curiosos los diversos puntos de vista a los que puede llevar este pequeño cuento. La más simple puede recordar la grandeza de la victoria de David contra Goliat, donde el pequeño estafado lanza con su onda una piedra a los bravucones adolescentes, dando una lección de picardía e inteligencia.

    Claro que quizá sea esta una visión dulcificada al más puro estilo Coelho.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Pues sí, si que da pie a interpretaciones distintas. Yo veía a este crío perdiendo ¿30? ¿40? segundos en llevarse los cinco céntimos de los mayores y poniendose a correr para tocar el larguero pronto, antes que el resto de sus amigos, porque los que tocan los últimos el larguero en el recreo, son lo que se ponen de porteros. En ningún momento se me había ocurrido que fuese huraño o solitario, o codicioso, o una lucha de los débiles contra los fuertes. Le veía el típico pillo de patio de colegio, el que ha encontrado la manera de aprovecharse de los que se queríanaprovecharse de él pagándolos con la misma moneda, y esos pillos no solían estar solos casi nunca.

    Pero está claro, que para interpretaciones....

    ResponderEliminar

El tema está servido. ¿Ayudas a completarlo con tu punto de vista? por favor, intenta no responder como anónimo, será más fácil para los demás hacer referencia a lo que añadas. Gracias