26 de febrero de 2009

2

Discurso en la oficina de objetos perdidos





Perdí unas pocas diosas camino del sur al norte,
también muchos dioses camino de este a oeste.
Un par de estrellas se apagaron para siempre, ábrete, oh cielo.
Una isla, otra se me perdió en el mar.
Ni siquiera sé dónde dejé mis garras,
quién anda con mi piel,
quién habita mi caparazón.
Mis parientes se extinguieron cuando repté a tierra,
y sólo algún pequeño hueso dentro de mí celebra el aniversario.
He saltado fuera de mi piel, desparramado vértebras y piernas,
dejado mis sentidos muchas, muchas veces.
Hace tiempo que he guiñado mi tercer ojo a eso,
chasqueado mis aletas, encogido mis ramas.
Está perdido, se ha ido, está esparcido a los cuatro vientos.
Me sorprendo de cuán poco queda de mí:
un ser individual, por el momento del género humano,
que ayer simplemente perdió un paraguas en un tranvía.

Wisława Szymborska

Nos repartimos poco a poco conforme avanza nuestra vida, dejamos trozos a los que nos acompañan en algún momento, a los que por casualidad vienen y van o vienen y se quedan, incluso a los que sólo asoman. Nos vamos donando poquito a poquito, pero también hacemos acopio de los pedazos de nuestros ladrones, nos crecemos con sus experiencias, con las conversaciones, con cualquier detalle compartido, nos hacemos grandes gracias a los que tenemos cerca… o lejos, según el momento.

A La polaca Wislawa Szymborska la guerra le ayudó a entenderlo demasiado pronto.

2 comentarios:

  1. ... y al final, no queda más que eso, pizcas de nosotros que los demás recuerdan vagamente.

    Y se olvida primero nuestra cara, que va desdibujándose; seguidamente se olvida nuestro nombre, y finalmente quedan pequeñísimos resquicios nuestros pero que no se asocian con nuestra persona, sino que pueden llegar a confundirse con los de otros, mezclándose.

    Y al cabo de un tiempo, nos olvidan totalmente, y aunque estemos vivos, morimos de alguna manera para esos con quienes una vez compartimos algo.

    (Parodiando a Leslie Nielsen: elegí mal día para comentar algo como ésto :P)

    ResponderEliminar
  2. De mi gusto por los haikus rescato uno de un poeta japones Masaoka Shiki "Recuérdame como alguien que amaba la poesía y los nísperos". Siempre hay una imagen, un olor, un sabor asociado a quien se ha sentado en nuestras trébedes particulares.

    Un saludo

    ResponderEliminar

El tema está servido. ¿Ayudas a completarlo con tu punto de vista? por favor, intenta no responder como anónimo, será más fácil para los demás hacer referencia a lo que añadas. Gracias