27 de enero de 2009

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Rabia, impotencia





Sí, no sabía como titular muy bien esta entrada, y he usado dos palabras que no suelo usar casi nunca, para referir un sentimiento mío, pero sí, últimamente tengo esa sensación con lo que hacemos o se hace desde mi tierra.

Y ese sentimiento viene después de tomar un par de cañas, o cuatro, con unos amigos de toda la vida. Sí, porque ha tenido que ser en Madrid, cuando los tres somos de fuera, somos castellanos de pura cepa. ¿Y por qué de esta rabia?, pues por eso mismo, porque somos tres mil jóvenes licenciados (me gustaría poner la fuente que leí el otro día y ahora no encuentro) cada año los que nos tenemos que ir de Castilla y León para poder desarrollar una carrera profesional para la que se nos ha preparado allí.

Y es lo que no entiendo, nos forman desde que somos nenes de medio metro en las aulas castellanas, nos forman y nos pagan tanto como personas como profesionales en instituto y universidad y cuando llega el momento de devolver todo lo que se nos ha dado, no podemos hacerlo allí, no hay posibilidades de desarrollarnos como profesionales ni aportar lo que podamos.

¿Y cual es la explicación que doy yo? Y no me voy a meter en política porque por ahí han pasado todos y seguimos en la misma situación, pues por un complejo de inferioridad adquirido a lo largo de años. No sé muy bien como explicarlo, pero parece que solo podemos cualificarnos del todo en Madrid o Barcelona, y todo esto creo que viene de la generación de mis padres, esos que se tuvieron que venir aquí en busca de un trabajo que la maquinaría hizo superfluo en el campo. Y esos mismos, más los que se quedaron allí, dan por supuesto que los castellanos solo servimos para ese tipo de labores, o que si queremos las cualificadas, debemos irnos fuera. Parece que no seamos competitivos desde allí en los sectores que he comentado, y si servimos aquí, ¿Por qué no ibamos a serlo allí?

Ya sé lo que se puede pensar al leer hasta aquí estas lineas, que nos falta espíritu empresarial, pero animo a cualquiera que piense eso a intentar abrir una PyME de cualquier rama tecnológica, o fuera de los sectores habituales de CyL, por aquellas tierras, las ayudas son mínimas, mínimas, y para abrir una empresa de este estilo o cualquier otro sector en el ámbito de la innovación me vale como ejemplo. Montar una empresa así no es como abrir un quiosco.

Y no me gusta poner solo problemas y quejas, ya prepararé otro post con todas las soluciones que se me ocurren viables o simples tonterías, pero que al fin y al cabo es lo que hay que hacer, proponer ideas para intentar cambiar esta situación. De los 20 que podían formar mi grupo de amigos en la titulación, 17 estamos fuera de allí. ¿Tenemos nosotros culpa?, puede ser, pero la mínima.

P.D. No hace falta que vuelva a mostrar mi mayor admiración a todos aquellos que trabajan, han trabajado la tierra o la trabajarán, ni la minusvaloración a quiosqueros y nada por el estilo, los que me conoceis, sabeis que no es ni por asomo, el objeto de este post.

Este es el enlace que no encontraba. Gracias lincadora

2 comentarios:

  1. Tu región me pilla lejos (al menos físicamente), y por tanto sólo puedo formarme una opinión leyéndote a tí, el enlace que has puesto ;) y otros blogs que hablan sobre el tema.

    El último punto de la entrevista a Valentín Cabrero me parece muy interesante, ya que admite como "debilidad" la casi ausencia de núcleos intermedios de población y su posible revitalización mediante la comarcalización de los mismos.

    Aquí donde yo vivo (en la naricita de España), las Mancomunidades de Municipios están funcionando muy bien agrupando pequeños núcleos poblacionales que tendían a la fuga, pero no de cerebros sino de gente directamente.

    No he aportado nada nuevo bajo el sol ni nada que pueda servir para solucionar vuestro problema, pero como ahí arriba pone algo de "aportar cosillas", pues eso hice.

    Saludetes.

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  2. Es difícil no hacer referencia a las ayudas de la administración para implantar cualquier tipo de PyME y es cierto que en las zonas castellanas se ha apostado más por la inversión en turismo rural, por ejemplo, impulsado por ayudas de los programas LEADER, que por un desarrollo tecnológico que sería incluso más necesario al ser los núcleos urbanos más pequeños y dispersos.¿Porqué no se utiliza la tecnología con la que habitualmente se trabaja para diversificar el trabajo hacia estas zonas, abaratanado los costes cotidianos de las empresas con menores precios de suelo, impuestos, etc...?¿Acaso son factibles empresas con un producto tecnológicamente alto cuando no se apuesta por implantarlo, no se crea la necesidad? Si no hay demanda, no puede haber oferta.

    Otro tema a comentar sería el desarraigo ¿donde se encuentra el apoyo para la conciliación familiar-laboral? Porque mucho se nos lleva y trae el tema, pero a la hora de salir de casa para trabajar no se tiene en cuenta. Si, con cierta edad, incluso es apetecible, pero no lo es cuando te ves en la obligación de irte de tu ciudad, alejarte de tu círculos de amigos, tu familia, ir continuamente de acá para allá.

    Seguro que de esas ideas que te pasan por la cabeza alguna sería potable. Lo importante es que las haya.

    Un saludo.

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